1. Colocamos al paciente en decúbito supino.
2. Colocamos una cánula orofaríngea.
3. Presionamos la mascarilla con los pulgares e índices de ambas manos, pegándola a la cara del paciente y sellando la boca y nariz.
4. Hiperextendemos el cuello del paciente.
5. Soplamos a través del orificio de la mascarilla y observamos la expansión del tórax.
6. Conectamos, si es posible, una fuente de oxígeno a la mascarilla.
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